El Gobierno nacional lanzó una ofensiva contra los aumentos de precios, recomendando a los consumidores no comprar productos que hayan sido remarcados. La medida recibió el apoyo explícito del ministro de Economía, Luis Caputo, quien respaldó a los supermercados que rechazaron listas con subas enviadas por grandes fabricantes como Unilever, Molinos y SC Johnson.
En ese contexto, Molinos retrocedió con los ajustes, un gesto que fue valorado públicamente por el propio Caputo. La decisión se da en medio de señales de desaceleración inflacionaria: analistas ya proyectan que el índice de precios de abril podría ubicarse en torno al 3%, por debajo del 3,7% registrado en marzo.
Uno de ellos, el economista Fausto Spotorno, estimó que la inflación de este mes rondará entre el 2,9% y el 3%, y advirtió que el impacto del fin del cepo cambiario podría sentirse recién en mayo.
Spotorno explicó que la liberalización del mercado cambiario —que ahora opera con bandas entre $1.000 y $1.400— comienza a influir sobre las expectativas. «Con la salida del cepo, se amplía el acceso al dólar, bajan los márgenes de quienes compiten con importaciones y el mercado empieza a frenar aumentos», detalló en declaraciones radiales.
Desde la eliminación del cepo, oficializada el lunes pasado, el dólar oficial tocó un techo de $1.250, pero cerró la semana en $1.160, lo que reforzó la expectativa de una menor presión sobre los precios.
En cuanto a los alimentos, Spotorno subrayó que muchos aumentos de marzo fueron estacionales. “En abril vimos caídas de precios importantes. Por ejemplo, el cajón de tomate, que había llegado a $50.000, se ubicó en $25.000”, afirmó.
“La inflación baja, pero no desaparece. Hay una recomposición en marcha, con el mercado poniéndole límites al traslado de costos. Veremos si el esquema se sostiene en mayo”, concluyó.