El magnate Elon Musk, ahora al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Estados Unidos, lanzó una propuesta tan ambiciosa como polémica: instaurar semanas laborales de 120 horas, incluyendo sábados y domingos. Según él, esta medida permitirá mejorar el rendimiento del sector privado y, al mismo tiempo, reducir el gasto público.
La idea, que ya comenzó a implementarse en sus empresas como Tesla Motors y SpaceX, desató un fuerte rechazo entre trabajadores y sindicatos. La medida remite a condiciones laborales del siglo XVIII, con jornadas interminables similares a las de la Revolución Industrial. “Si estás en Tesla, se espera que vivas en la fábrica. Literalmente”, afirmó Musk ante empleados. Para él, ese sacrificio personal es parte del compromiso con el éxito de la empresa.
Argentina, entre reformas y resistencia
La propuesta de Musk encuentra eco en parte del pensamiento del gobierno argentino actual. El capítulo laboral del DNU presentado por Javier Milei contemplaba una ampliación de la jornada laboral, aunque con un descanso mínimo obligatorio de 12 horas entre turnos. Sin embargo, la Justicia frenó ese avance y desde el oficialismo esperan un mejor escenario político, tras las elecciones de medio término, para insistir con la reforma.
La última versión de un proyecto de ley sobre reforma laboral fue presentada en la Cámara de Diputados por el bloque de La Libertad Avanza. Uno de los puntos centrales es la flexibilización de los contratos de trabajo, en sintonía con un nuevo modelo económico y tecnológico. Desde la CGT advirtieron que esa iniciativa representa una pérdida de derechos fundamentales para los trabajadores.
Contrastes con Europa
La propuesta de Musk va a contramano de la tendencia actual en Europa. En países como Alemania, Bélgica, Islandia y Reino Unido, se está avanzando hacia semanas laborales más cortas, de cuatro días, lo que ha generado mejoras en el bienestar de los empleados, menos estrés y reducción de licencias médicas.
Una visión radical del trabajo
“No hay forma de transformar un sistema ineficiente trabajando a medio tiempo”, sentenció Musk en una entrevista reciente. Su filosofía es clara: más horas, más resultados. Y no duda en liderar con el ejemplo: “Dormí muchas veces en el suelo de la fábrica. Si yo puedo hacerlo, cualquiera en mi equipo puede”, sostuvo.
Esa visión también se trasladaría al sector público de EE.UU., según sus planes desde el DOGE. Aunque los sindicatos y analistas laborales ya lo califican como un retroceso en derechos laborales, Musk insiste en que “las personas que logran cosas extraordinarias no lo hacen trabajando de 9 a 5. Lo hacen cuando están obsesionadas con su propósito”.
El caso argentino
En Argentina, la ley laboral establece una jornada máxima de 8 horas diarias o 48 horas semanales, con límite de 9 horas por día. Las horas trabajadas los sábados por la tarde, domingos o feriados deben abonarse al doble. Un régimen como el que propone Musk requeriría reformas legales profundas y, probablemente, un gran conflicto social.
Mientras tanto, el debate global sobre el futuro del trabajo se enciende, y el modelo Musk, con jornadas de 120 horas, promete seguir siendo centro de controversia.