Tras conocerse que la inflación se desaceleró al 2,8% en abril, los expertos anticipan un impacto positivo en la reducción de la pobreza, aunque advierten que el ritmo de mejora será más lento que en 2024.
Según el econometrista Martín González Rozada, investigador de la Universidad Di Tella, la pobreza en abril se ubicó en el 35,4% de la población urbana, mientras que la indigencia fue del 7,8%.
Estas estimaciones provienen del “nowcast” de pobreza, un modelo de proyección mensual basado en datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC y en el cruce con el valor promedio de la canasta básica total (CBT) y alimentaria (CBA).
Para el semestre noviembre 2024 – abril 2025, la CBT promedio del Gran Buenos Aires fue de $341.609 por adulto equivalente, con un aumento interanual del 67,6%. En ese mismo período, los ingresos familiares totales crecieron un 126%, impulsando la baja de los indicadores sociales.
La pobreza mostró una caída progresiva: 37,6% en noviembre-diciembre de 2024, 34,4% en el primer trimestre de 2025, y 34,3% en abril. Sin embargo, el ritmo de descenso se está desacelerando respecto a los primeros meses de 2024.
La EPH estima que 29,6 millones de personas viven en áreas urbanas del país, lo que implica que unas 10,5 millones se encuentran en situación de pobreza.
En términos interanuales, la reducción de la pobreza fue significativa: cayó del 51% al 35,4%, mientras que la indigencia descendió del 17,8% al 7,8%. Esto se explica porque los ingresos crecieron más que el valor de las canastas básicas: 128% en promedio y 130% en los sectores de menores recursos, frente a aumentos del 59,5% y 68,4% en la CBT y la CBA, respectivamente.
Rozada destacó que “cuando las canastas suben más que los ingresos, la pobreza crece; pero cuando sucede lo contrario, como ahora, la situación mejora”. No obstante, remarcó que la desaceleración de la inflación no garantiza una baja sostenida si los ingresos no mantienen su dinámica positiva.