Expertos analizan cómo la elección de un nombre puede influir en la identidad y la forma en que los demás nos perciben
El nombre es una parte esencial de nuestra identidad. Es lo primero que aprendemos a escribir, lo que nos diferencia de los demás y, en muchos casos, condiciona la percepción que otros tienen de nosotros.
La elección de un nombre no es un hecho menor: en distintas culturas puede representar tradición familiar, homenaje a un ser querido, inspiración en figuras públicas o personajes de la ficción, e incluso responder a modas que marcan generaciones.
La mirada de la psicología
La relación entre nombre y personalidad viene siendo estudiada por psicólogos en los últimos años. Un informe difundido en 2021 por la BBC presentó el trabajo de David Zhu, especialista de la Universidad Estatal de Arizona, quien señaló:
“Un nombre se usa para identificar a un individuo y comunicarse con él a diario, y sirve como la base misma de la propia concepción de uno mismo, especialmente en relación con los demás”.
Sin embargo, no todos coinciden con la idea de que el nombre determine nuestra personalidad. Algunos expertos sostienen que más que moldear el carácter, el nombre actúa como un marco de identidad que acompaña al individuo a lo largo de su vida.
El portal Mujer Hoy recuerda a Gordon Allport (1897-1967), uno de los padres de la psicología de la personalidad, quien afirmó:
“El anclaje más importante de nuestra propia identidad a lo largo de la vida sigue siendo nuestro propio nombre”.
Identidad más que destino
En síntesis, los especialistas coinciden en que un nombre no define la personalidad de una persona, pero sí funciona como un pilar central de la identidad y un punto de referencia en la relación con los demás.