El joven fallecido en 2006 fue canonizado por el Papa León XIV en una ceremonia histórica en San Pedro. La Iglesia confirmó que su corazón será custodiado en la Basílica de San Francisco de Asís.
El pasado domingo, la Basílica de San Pedro en Roma se convirtió en el escenario de una celebración inédita: la canonización de Carlo Acutis, un joven británico-italiano fallecido a los 15 años en 2006 y considerado el primer santo millennial de la Iglesia Católica.
La ceremonia, presidida por el Papa León XIV el 7 de septiembre de 2025, reunió a miles de fieles y marcó un hito para la juventud católica, que ve en Acutis un modelo de santidad cercano y contemporáneo.
¿Está incorrupto el cuerpo de Carlo Acutis?
Tras su beatificación en 2020, el cuerpo del joven fue expuesto en un féretro de vidrio en Asís, vestido con ropa casual: sudadera, jeans y zapatillas. La imagen impactó al mundo y alimentó la idea de que estaba incorrupto.
Sin embargo, la diócesis de Asís aclaró entonces que se trataba de un proceso de conservación especial y no de una ausencia total de descomposición, como ocurre en algunos casos atribuidos a milagros.
El destino de sus reliquias
Con la canonización, la pregunta sobre el destino de sus restos volvió a surgir. La Iglesia confirmó que el cuerpo de Carlo seguirá en el Santuario del Despojo en Asís, mientras que su corazón, denominado por los cardenales como el “corazón del ciberapóstol”, fue separado y será custodiado en la Basílica de San Francisco de Asís.
Se trata de una decisión con fuerte carga simbólica. En la tradición católica, el corazón representa el amor y la vida, y su custodia en Asís busca reforzar el vínculo espiritual entre Carlo y San Francisco, santo que también se caracterizó por su humildad y entrega a los más pobres.
Un santo del siglo XXI
Carlo Acutis utilizó internet y la tecnología como herramientas de evangelización, lo que le valió ser conocido como el “influencer de Dios” o el “ciberapóstol”. Su historia y su legado han generado un debate en torno a cómo la tradición de las reliquias se resignifica en la era digital.
La Iglesia Católica, a través de su canonización, consolida la figura de un joven cuya vida breve pero intensa impactó a creyentes de todo el mundo, mostrando que la santidad también puede tener rostro millennial.